La idea de perfección es una constante en la vida de muchas personas que tienen la creencia (distorsionada e inconsciente) de que siendo “perfectas” valen más.
Y esta búsqueda de la perfección les lleva a vivir en un miedo constante a cometer errores.
Y a vivir bastante obsesionadas por el orden, sobre todo el orden externo, el orden de lo que se ve.
Pero este esfuerzo por mantener un aparente orden externo tiene un coste muy elevado y es el desorden interno que se genera al estar sometidas al sufrimiento y la preocupación perenne. O lo que es lo mismo: sentir que las cosas son demasiado difíciles.
Aquí tienes varios ejemplos sencillos y cotidianos:
¿Cuántas horas le regalas a ese informe (y te robas) que tienes que entregar y que ya está listo, pero re-escribes, re-puntúas y re-visas interminablemente hasta el último momento posible?
¿Cuántas vueltas le das a la conversación que tendrás con alguien que te impone y te preparas lo que sí y, sobre todo, lo que NO dirás (y que luego se te escapa)?
¿Cuánto te esfuerzas para que tu casa esté perfecta? Sobre todo, cuando vienen visitas…
¿Cuánto de natural eres capaz de llegar a una cita? Y me refiero sin manicura / pedicura / maquillaje / peluquería / vestuario / etc.
Requiere coraje ser y mostrarse a una misma tal y como es. Sin apariencias.
El coraje es una energía que dice “puedo hacerlo”. Es una energía de entusiasmo con la vida. Es concreta, la puedes ver transformada en una acción específica porque el coraje es la energía de hacer frente a las cosas,
Descubre cuantas veces te dices ¡ojalá!. Cuantas veces sientes que te haces pequeña delante de alguien. Cuantas veces te sientes vulnerable y haces lo imposible por disimularlo… Son señales de anhelo de perfección.
Permite un poco de desorden en tu vida y deja paso al coraje que hay en ti para lograrlo. Prueba… una sola cosa… elíjela… y hazla. Luego comprueba el alivio. Querrás repetir.