Una clienta me contaba lo mucho que le gustaba el verano y lo poco que lo podía disfrutar. ¿Cómo es posible?
Estábamos en mayo y ella ya tenía cronometrado el verano al minuto desde el 1 de junio al 1 de septiembre. Todas sus vacaciones, festivos, fines de semana y las tardes de jornada intensiva que disfruta en su trabajo. Ya sabía lo que iba a hacer todas las semanas.
Buscamos qué pasaba en sus veranos del pasado para que ahora tuviese la necesidad de tener todo tan planificado.
Y le salió del alma esta frase “me robaron los veranos”.
Resulta que desde niña y durante toda su adolescencia, tenía que ir a pasar el verano en el chalet de sus tíos. Ella allí no tenía amigos y, además, tenía una prima con la que nunca se entendió.
Así que cada año, al finalizar el colegio, recuerda preparar una maleta sin ninguna ilusión, sin ninguna otra opción.
Ahora se encuentra con que estamos en junio y ya tiene planificado al milímetro todo el verano hasta el mes de septiembre. Y sus veranos son agotadores, no puede disfrutarlos.
Y es que nos pasamos la vida proyectando el pasado en nuestro presente, limitándonos la capacidad de vivir con plenitud tu momento presente porque está continuamente compensando vivencias inconscientes del pasado.
Lo que hicimos a través de su proceso de coaching, fue encontrar el origen de sus “agotadores veranos” y ahora ella ya no siente la necesidad de compensar aquellos años del pasado.
Ahora ya confía en hacer lo que le da gana con sus veranos.
Ahora confía en ella y en el verano.
Estábamos en mayo y ella ya tenía cronometrado el verano al minuto desde el 1 de junio al 1 de septiembre. Todas sus vacaciones, festivos, fines de semana y las tardes de jornada intensiva que disfruta en su trabajo. Ya sabía lo que iba a hacer todas las semanas.
Buscamos qué pasaba en sus veranos del pasado para que ahora tuviese la necesidad de tener todo tan planificado.
Y le salió del alma esta frase “me robaron los veranos”.
Resulta que desde niña y durante toda su adolescencia, tenía que ir a pasar el verano en el chalet de sus tíos. Ella allí no tenía amigos y, además, tenía una prima con la que nunca se entendió.
Así que cada año, al finalizar el colegio, recuerda preparar una maleta sin ninguna ilusión, sin ninguna otra opción.
Ahora se encuentra con que estamos en junio y ya tiene planificado al milímetro todo el verano hasta el mes de septiembre. Y sus veranos son agotadores, no puede disfrutarlos.
Y es que nos pasamos la vida proyectando el pasado en nuestro presente, limitándonos la capacidad de vivir con plenitud tu momento presente porque está continuamente compensando vivencias inconscientes del pasado.
Lo que hicimos a través de su proceso de coaching, fue encontrar el origen de sus “agotadores veranos” y ahora ella ya no siente la necesidad de compensar aquellos años del pasado.
Ahora ya confía en hacer lo que le da gana con sus veranos.
Ahora confía en ella y en el verano.
Si te gustaría aprender a confiar más, aprender a vivir con menos miedos y dejar de lado tu necesidad de controlar, ¡sígueme!