Me encanta tirar cosas. Me entra un placer incuestionable. Me siento ligera y satisfecha.
He hecho muchas mudanzas a lo largo de mi vida, soy bastante nómada. Me he cambiado de casas no sé ya cuántas veces, eso también incluye cambio de ciudades y de países. Viniendo de una familia que no cambió de domicilio durante varias generaciones, parece que lo mío con el cambio, algo de oposición familiar tiene.
Lo tenga o no, lo cierto es que a mi cambiar me da marcha. Y el proceso de empaquetar cajas que conlleva elegir si guardo o tiro lo tengo muy practicado. Así que ahora que estoy en plena mudanza a mi nueva casa (y seguro que no la última), estoy en mi salsa.
Me cuesta hacerlo, porque el proceso de empaquetar es duro, tanto físicamente como emocionalmente. Siempre acabas encontrando cosas que te traen muchos recuerdos y gestionar el apego de soltar algo que sabes que no necesitas tiene su dificultad. Pero cada vez me cuesta menos. Y ordenar y recolocar es un ejercicio emocional altamente recomendable y necesario.
Una mudanza es como un renacer: soltar lo pasado y renacer a un nuevo espacio. Es como la primavera, todo es nuevo. Y yo que soy valenciana y muy fallera, eso de quemar lo viejo y abrirme a lo nuevo lo llevo en la sangre.
Los expertos dicen que hay 3 experiencias traumáticas en la vida que nunca deber simultanear: una separación, el nacimiento de un hijo y una mudanza.
Yo quiero romper una lanza por la mudanza, darle la bienvenida y contribuir a romper el mito del estrés que lleva asociado. En el fondo es el cambio que conlleva lo que nos asusta y por eso nos cambiamos tan poco de casa. Pero la vida es cambio, así que la mudanza es una buena práctica.
Cuesta el proceso, hay que tomar decisiones… ¿resultado? Satisfacción a tutiplén.
¿Mudanza? ¡¡Sí!! Renovarse, renacer, soltar, dejar ir… dejar circuitos emocionales libres para que se llenen de confianza renovada.
Dejar ir significa aceptar la emoción de tirar algo ¿te atreves?
Prueba, abre tu armario y atrévete a tirar algo que sabes que ya no vas a necesitar…
Si te gustaría aprender a confiar más, aprender a vivir con menos miedos y dejar de lado tu necesidad de controlar, ¡sígueme!