¿Te ocurre que te pones a hacer una tarea y terminas haciendo otra completamente diferente?
¿O que a veces tienes muchas ideas y no sabes muy bien por cual empezar?
¿O tal vez te pasa que te entusiasmas con una idea y luego al ponerla en marcha te vas desinflando poco a poco?
No te preocupes, suele pasar. Hay momentos y etapas, tanto en la vida profesional como personal, en los que uno pierde el enfoque, se dispersa y acaba centrando la atención dónde no toca.
Nos ocurre porque muy a menudo perdemos de vista el propósito inicial de para qué estamos haciendo una tarea determinada y, sin darnos cuenta, permitimos que los obstáculos que nos vamos encontrando se conviertan en pensamientos envenenados que nos intoxican y nos bloquean el avance.
La motivación viene con la energía del entusiasmo, es una energía que nos hace ser proactivos en lugar de reactivos y nos empuja hacia delante.
¿Qué nos hace perder ese entusiasmo? ¿Qué ocurre para que perdamos la motivación?
MEMES: virus mentales
Memetics es una ciencia que estudia la forma en que la mente trabaja y estudia el comportamiento de los MEMES. Según Richard Brodie en Virus of the mind, los MEMES son virus mentales, infecciones ideológicas que actúan como los virus biológicos: interactúan, se reproducen y se expanden entre las personas como una plaga. Son ideas que dirigen nuestras vidas y que las adquirimos de otras personas desde la infancia, sin importar si son ciertas o no.
Estos MEMES nos pueden programar para pensar y actuar de forma destructiva para nuestras vidas. Ten en cuenta que tus pensamientos no son tus propias ideas. Los pensamientos los “pillas” (como un virus) de otras personas.
Algunos ejemplos de MEMES: “quizá no era tan buena mi idea, no estoy preparado para hacer algo así, es demasiado complicado para mí, es demasiado arriesgado, me falta tiempo, soy demasiado joven/mayor para esto… “etc.
Cuando las cosas se ponen difíciles, aparecen los MEMES, te infectan y la motivación y el entusiasmo que sentías al empezar se esfuman en un visto y no visto. Y tu estupenda e ilusionante idea toma forma de quimera.
¿Y qué haces? Empiezas a pelear: con lo que sientes, con lo que no quieres, con la realidad que tienes …. te alejas del interés real que tenias y te enfocas en justo lo que no quieres, olvidas lo que querías.
Te encuentras disperso, perdido y sin saber muy bien por dónde empezar el día.
Cuando llegas a este punto la motivación ha desaparecido y, en lugar de centrarte en tu objetivo inicial, ahora estás ocupado buscándola, .
La gran pregunta: ¿cómo me motivo? ¿cómo encuentro la motivación?
Te propongo que te pares aquí y dejes de buscar la motivación, porque en esa búsqueda sólo estás viendo y pensando en amenazas: preocupándote por el futuro, menospreciándote a ti mismo, quejándote de tu situación, pensando en lo que dirán otros de tu trabajo…
Cuando internalizas los pensamientos que te causan dolor, temor, angustia o ansiedad te estás intoxicando. Si te tragas esos pensamientos acabas creyéndotelos y, como haría tu cuerpo defendiéndose de un virus, te peleas tratando de rechazarlos.
Párate de inmediato, cierra los ojos y empieza a repetir este mantra o cualquier otro que te sirva: “abandono la emoción, me perdono por lo que siento, no sé de dónde me viene pero algo me ha atrapado, me perdono y lo libero”. Se trata de parar esos pensamientos, esos MEMES que te están infectando.
Suelta el pensamiento que te bloquea, el que no te suma. Déjalo ir, no te identifiques con esos pensamientos porque no son realmente tuyos, ¡recuerda que son virus que en su momento te contagiaron!
Parece muy simple y es que realmente lo es.
Está claro que las amenazas existen y que en muchas ocasiones tenemos que afrontar situaciones complicadas, pero cuando actuamos desde el miedo, vemos amenazas en todo lo que nos rodea, nos ponemos en modo supervivencia y empezamos a responder defendiéndonos sin darnos cuenta que el enemigo somos nosotros mismos.
Deja de buscar la motivación… ¡te ha de encontrar ella a ti!
La opción que te propongo es calmarte. Parar de inmediato cuando notes que tienes un monólogo mental basado en el miedo y las preocupaciones, respirar profundamente y repetir el mantra durante unos minutos o a salir a andar un rato, se trata de “despistar a tu mente”.
Prueba a cazar esos pensamientos cuando te vengan y a parar insitu. En cuanto te empiecen a llegar. Ya sabes, paras y repites el mantra, o te vas al gimnasio, o a pasear al perro, pero haz algo diferente y no te enganches en el bloqueo mental.
Si te encuentras con un problema y te atascas con la solución, para de pensar. Oxigénate, descansa, repite el mantra, haz otra cosa. Al hacerlo, comprobarás que esos pensamientos perderán intensidad y tu frecuencia vibratoria energética subirá. Podrás comprobar cómo la energía te ayuda. Luego actúa y entonces te dejarás la piel en resolverlo porque habrás podido ver la forma de hacerlo.
¿Cómo hacerlo?
- Sé consciente de tu sentir para cazar y detener a tiempo esos pensamientos que te envenenan.
- Párate y neutralízalos con el mantra o cambiando de actividad.
- Cuando retomes el asunto, manténte centrado como lo harías en situaciones muy importantes. Debes estar totalmente presente en cada situación, ya sea en una importante reunión de trabajo o bien contando un chiste a tus amigos. Mantén el interés y la atención siempre, aunque sean cosas insignificantes, aunque sean cosas que ya conoces.
- Moviliza tu interés, no porque el objeto merezca tu interés sino porque tú eres ese interés.
La vida son decisiones. Haz un esfuerzo por dejar de centrarte en las dificultades que encuentras y elige superarlas y superarte. Una vez eliges, el universo conspira y empieza a trabajar para ti. Porque abres tu mente, te haces flexible y puedes ver que tienes opciones. Y empiezan a ocurrir cosas.
Te aseguro que hay un camino más fácil, no necesitas sufrir tanto. Deja de intentar ser perfecto, deja de preocuparte por cómo te juzgarán los demás. Suelta los pensamientos que te restan (MEMES), cree firmemente en ti y la magia ocurrirá.
Como dijo Santiago Ramón y Cajal “todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”.
En cuanto dejes de buscarla, la motivación vendrá porque nunca se había ido. Estaba dentro de ti.