Tanto si eres emprendedor y tienes tu propio negocio, como si eres director comercial, jefe de un servicio médico, secretaria ejecutiva o vendedor ambulante, te interesa lo que te voy a contar. Porque sea lo que sea a lo que te dediques, necesitas vender lo que haces, o venderte tú como profesional.
Vender o no existir
Y necesitas vender para que los demás sepan lo que quieres y cómo te gusta trabajar. Para motivar a tu equipo. Para captar nuevos clientes. Para que tu jefe comprenda tus decisiones.
Todos los días tienes que dar explicaciones de lo que haces que convenzan a los demás. Y no necesariamente porque seas un comercial vendiendo a puerta fría.
La realidad es que para que tu trabajo funcione y puedas conseguir lo que te propones, la mayor parte de las veces tratas de convencer o vender tus ideas y tus decisiones.
Si además también has de rebajar tensiones, crear armonía y evitar malas interpretaciones, el desgaste energético es descomunal. ¿No llegas muchos días a casa absolutamente agotado, como si vinieses de correr una maratón?
Imagínate que terminas de trabajar y al final del día no estás quemado. Es más, tienes sensación de fluidez. Ya no está esa sensación de que estás empujando un carro muy pesado.
¿Cuánto crees en ti?
Todo tiene que ver con cuánto crees en lo que dices, en lo que haces o en lo que vendes.
Y no me digas que estás convencido de lo que haces y no eres capaz de venderlo porque no te gusta vender. O porque tu trabajo no es vender. No te engañes.
Porque no conseguir el resultado que te propones tiene relación directa con las dudas que te genera lo que estás haciendo. Y estas dudas la mayor parte de las veces son inconscientes.
A ver si te suena algo de esto:
- “ mi negocio es muy pequeño, no puedo competir con muchas empresas del sector”
- “seguro que lo que voy a proponer a mi equipo no les va a gustar mucho”
- “mi jefe no entiende que mi método es más que adecuado, no confía en mí”
- “¿cómo es posible que mis colegas médicos me cuestionen el protocolo que he
diseñado? ¡no me respetan!” - “¿por qué me van a contratar a mi si hay gente con mucha más experiencia que yo?”
Si temes las reacciones de otros, si no crees que vas a lograr lo que quieres, si te vienes abajo con las primeras contrariedades…. El problema no está en cómo hablas, ni en cómo te explicas, ni tampoco en cómo sean las personas a las que te diriges.
El secreto de lo que hay que hacer para que te funcione lo que te propones, está en la pasión que sientes por lo que haces y, principalmente, en cuánto crees en ti.
Si confías en ti y crees en lo que haces, trasciendes el estado de convencer y de vender y pasas a un estado superior: el de predicar.
Predicar significa llevar impregnado a nivel celular aquello que vendes o que cuentas. A cualquier hora. En cualquier lugar. Delante de cualquiera.
No hay distinción, crees en ti bajo cualquier circunstancia, delante de quien sea. No hay dudas, no hay temores, no hay condicionantes. Tú eres tú y por serlo, VALES.
Aprende cómo funciona esto de las ventas
Este es el proceso:
La credibilidad la aportas cuando predicas
Para predicar necesitas creer lo que cuentas
Para creer lo que cuentas necesitas creer en tu producto
Para creer en tu producto has de creer en ti
Para creer en ti has de neutralizar las opiniones de los demás
Para esto necesitas no juzgar (Aprende a No juzgar)
Para no juzgar has de vivir muy consciente el momento presente
Para vivir con consciencia y en presente, sin proyectar todo el tiempo lo que imaginas que va a pasar, es necesario tener vida interior. Solo así puedes conectar con tu fuerza y poder personal.
Cuando tomas decisiones basadas en cómo los demás van a reaccionar a tus propuestas, estás depositando tu fortaleza en manos ajenas, es como si dejaras tu fuerza interior expuesta encima de cualquier acera.
Esto tiene consecuencias siempre desagradables: y es que sencillamente pasas a depender de los demás. Te vas a mover en una dirección u otra según las respuestas que obtengas y no siguiendo tu instinto y tu propia convicción.
Y generas un bucle en el que se van sucediendo decisiones que tomas por las razones equivocadas. Porque, así como la certeza trae claridad, el temor trae más temor y a más temor más estrés, más inseguridad, más decepción y mayor probabilidad de abandono o de tirar la toalla.
No vendas más: predica aquello en lo que crees
Mi consejo para esta semana: predica. Conviértete en el predicador de tus ideas, de tu producto, de tus decisiones, de ti mismo.
No tengas dudas: no tienes que convencer a nadie de nada.
Si lo vives como un trabajo duro en el que has de traer al otro a tu terreno, vas por el camino equivocado.
Sabrás si vas en la dirección adecuada si el contar tu idea te produce sensación de fluidez, si lo haces sin darte cuenta, si el que te escucha se interesa aunque no esté de acuerdo con tu propuesta o no le interese comprarte nada.
Si al final has vendido tu idea te sentirás feliz. Habrás predicado.
Si aunque no te la hayan comprado, no sientes dudas, te sentirás feliz. Habrás predicado.
Y no necesitarás volver a vender. Predicarás.